Epidemiología de las lesiones por mordedura de perro en tierra del fuego, Argentina


Fabián Zanini, Patricia Padinger, María C. Elissondo, Héctor Pérez (2008)

 

Introducción:

 

La relación ancestral entre humanos y perros, aunque beneficiosa, ha dado lugar a problemas, destacando las mordeduras como una problemática de riesgo significativo. Los perros, descendientes de lobos, exhiben comportamientos sociales y jerárquicos, y su agresión, el único comportamiento que amenaza la integridad física humana, puede surgir por desinformación y falta de control.

 

Según los diferentes trabajos de investigación realizados en distintos países, los perros son responsables del 60-95% de las mordeduras, siendo los niños las víctimas más comunes. Datos internacionales revelan millones de casos anuales, evidenciando la magnitud del problema. En Argentina, se reportaron 651 hospitalizaciones por mordeduras en 2000, con consecuencias que van desde lesiones y cicatrices hasta la transmisión de enfermedades como la rabia. Sin embargo, la falta de registros detallados limita la comprensión y prevención del problema.

 

En este trabajo, el Dr. Zanini y su equipo, investigaron al respecto con el objetivo de describir las características epidemiológicas de las mordeduras en Tierra del Fuego durante un año, reconociendo la necesidad de datos detallados para informar estrategias preventivas eficaces.

 

 

Materiales y Métodos:

 

El estudio se llevó a cabo en la Isla Grande de Tierra del Fuego, Argentina, abarcando desde el 1 de marzo de 2005 hasta el 1 de marzo de 2006. Esta isla tiene una población de 115,286 habitantes, de los cuales, el 36.7% pertenece al grupo de 0-14 años. La población canina estimada es de 32,000, con casi la mitad de los perros en áreas públicas sin supervisión adecuada.

 

Se registraron los datos de pacientes que ingresaron por mordeduras de perro en los Hospitales y Centros de Salud de Río Grande, Ushuaia y Tolhuin. La estratificación etárea dividió a los pacientes en pediátricos (hasta 14 años) y adultos (15 años y más). Se utilizaron áreas programáticas para registrar la ubicación de los eventos.

 

La información recopilada incluyó detalles del paciente, evento, perro agresor y examen médico. La clasificación de las lesiones se basó en su gravedad y ubicación anatómica. Se cuantificaron los gastos asociados a las lesiones que requirieron sutura según el Nomenclador Nacional de Prestaciones Médicas.

 

 

Resultados:

 

Durante el período de estudio, se completaron 382 planillas de registro, abarcando el 85.5% de los 447 pacientes atendidos por mordeduras de perro en los hospitales de Río Grande y Ushuaia. 

 

 

Variables sociodemográficas y mordeduras

 

El 49.5% de las víctimas fueron niños, siendo más afectados los de 5-9 años (44.4%).

 

 

 

 

Fuente:  

Zanini, F., Padinger, P., Elissondo, M. C. y Pérez, H. (2008). Epidemiología de las lesiones por mordedura de perro en Tierra del Fuego, Argentina. Medicina (Buenos Aires), 68(1), 1-5.

 

En cuanto al género, se registraron más lesiones en varones (57.6%) que en mujeres (42.2%). El 73.8% de las mordeduras ocurrió en la vía pública, con un descenso al 48.7% en el grupo de menores de 5 años. Los perros de mayor tamaño fueron responsables del 49.7% de las lesiones y, la temporada primavera-verano, fue la que concentró la mayoría de las lesiones (56.5%).

 

El 89.8% de los ataques involucró perros que no pertenecían a la víctima, de los cuales el 51% ni tan sólo eran perros conocidos. Más de la mitad de las lesiones (55.8%) se ubicaron en miembros inferiores. Un  11% afectó cabeza y cuello. 

 

En el grupo de niños menores de 5 años, la región de cabeza y cuello fue la más afectada (38.5%). Es importante hacer notar que, en este caso, el porcentaje de agresiones causadas por un perro propio fue elevado (26.7%). Por lo que se refiere a las lesiones en cara y cuello, en el caso de los menores de edad los porcentajes son preocupantes (un 46.7% en los menores de 5 años y un 44% en la franja de 5 a 9), realizadas, principalmente por perros grandes. 

 

Este estudio pone en evidencia el gasto económico público que suponen estas lesiones. Gasto que va desde un mínimo de $150 a un máximo de $1187.

 

En resumen, los resultados destacan la incidencia, características y patrones estacionales de las mordeduras de perro en Tierra del Fuego, proporcionando información esencial para la prevención y atención de estas lesiones.

 

 

 

En conclusión.

 

Las mordeduras de perro en Tierra del Fuego impactan significativamente en la salud pública y la integridad física de la población, destacando la vía pública como un lugar de alto riesgo. Este hallazgo concuerda con estudios previos que señalan la asociación entre perros en la calle y la ocurrencia de lesiones, aunque es crucial diferenciar entre "perros en la calle" y "perros de la calle".

 

La prevalencia de lesiones en menores de 5 años dentro de la vivienda enfatiza la importancia de estrategias de prevención específicas para cada entorno. La participación de perros de tamaño mediano y grande, especialmente en lesiones graves en niños, subraya la necesidad de intervenciones focalizadas en estas categorías.

 

La omisión de la raza del perro en este estudio destaca la postura de que el peligro no radica en la raza, sino en la tenencia irresponsable. Se hace hincapié en la importancia de no estigmatizar razas y en lugar de ello, centrarse en educar a los dueños.

 

A pesar de problemas legislativos y de control persistente, se argumenta en contra de prohibiciones indiscriminadas, como la ley de 2005 que prohíbe la eutanasia en animales de compañía. Se señala la experiencia de Neuquén como un ejemplo de las posibles consecuencias negativas de tales legislaciones.

 

La propuesta de un programa de control basado en la tenencia responsable incluye educación, identificación de animales y propietarios, control poblacional quirúrgico, captura de animales sueltos, sistema de adopción y sanciones. La identificación adecuada permitiría multas, reclamaciones y registros de perros reincidentes, teniendo en cuenta que la reincidencia es común en perros mordedores.

 

En última instancia, se destaca la necesidad de una acción conjunta entre el Estado Municipal y los ciudadanos para abordar esta cuestión socio-sanitaria, promoviendo un cambio cultural y educativo que garantice la convivencia segura entre humanos y animales.

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