Pregunta: El motivo por el que os tenemos aquí es el artículo que escribisteis en 2018. Dado que al hablar de perros y niños a todos se nos ilumina la cara, ¿podríais explicar por qué es importante esta entrevista?
Almudena: Yo creo que hay una cultura de convivencia en nuestra sociedad de mascotas con niños que, desde el punto de vista cultural, está muy generalizada y arraigada. En segundo lugar, las mascotas, en general los perros, que es el tema que teníamos ahora aquí, son muy beneficiosos para los niños, sin duda, en general para todos, pero también en concreto para niños con necesidades especiales. Promovemos que esa convivencia exista. Pero, las estadísticas son las que son, hay accidentes y creemos que es importante poder convivir con los animales, pero con precaución y conociendo una serie de medidas que hay que conocer.
Begoña: Bueno, desde mi punto de vista, hoy en día hablas con las futuras madres y todas se han leído 25 libros de educación, cómo criar a los niños, cómo tener niños felices, cómo ser madres felices, la teta arriba, cómo dar el pecho..., pero no sé hasta qué punto la gente se prepara en lo que se refiere al perro. Yo voy a ser madre, pero mi perro va a tener un niño en casa. Y entonces habría que formarse al igual que nos formamos para recibir nosotros como padres a un hijo, cómo recibe la familia, incluidas las mascotas, a este niño, porque hay que saber no solo cómo cuidar a un niño, sino también hay que saber el lenguaje de los animales. Y cuando vamos a meter a otro miembro de la familia, como es un hijo o, al revés, si ya tenemos un hijo, cómo vamos a meter a una mascota. Entonces, al igual que nos formamos para ser buenos padres, nos tenemos que formar para ser buenos tutores.
Pregunta: Podríamos hablar de la importancia de la educación sobre las mordeduras caninas y explicar, desde vuestras perspectivas, a qué nos referimos y cuáles son las consecuencias de estas mordeduras en los niños.
Almudena: Pues las mordeduras, hay que tener en cuenta que la altura de un niño normalmente coincide con la altura de un perro, por lo tanto, muchas de las lesiones en niños pequeños van a ir a cara y cuello. Son lesiones que pueden ser mortales, de lesiones mortales a lesiones con grandes secuelas también a nivel físico y a nivel estético. Y luego también son frecuentes las mordeduras en las manos, eso quizá en niños más mayores porque van a tocarlos o cuando se acercan al perro, pues hay mordeduras en las manos y hay secuelas funcionales que pueden ser importantes. Esto Begoña lo contestará mejor que yo.
Begoña: Bueno, las secuelas de las lesiones radican mucho en dónde está la mordedura. Es verdad que generalmente los niños tienen dos o tres añitos y normalmente las mordeduras les pillan a nivel de lo que es la cara, con todas las secuelas estéticas. Las psicológicas van siempre, pero a nivel de cara, la cara nos muestra al mundo y las cicatrices tienen una gran repercusión en tu futuro. Te pueden lesionar un ojo, un párpado, una oreja. Las cicatrices dan mucha guerra. Una lesión de una oreja te va a marcar el resto de tu vida si pierdes un trozo de oreja, la nariz, la cara es super importante. Y a nivel funcional, las manos también son sensibles y nos van a marcar nuestro futuro para realizar ciertos trabajos. Entonces, esas son las más importantes. Luego, los perros grandes con grandes mordeduras pueden causar lesiones en miembros que también pueden tener secuelas importantes a nivel funcional. Pero la cara, con lesiones no muy importantes, puede tener grandes secuelas, y las manos igual. Hay que ir con mucha precaución con los niños y con los animales.
Pregunta: En vuestro estudio y en vuestra experiencia, ¿cómo es la incidencia de mordeduras caninas en función de la edad de los niños?
Begoña: La edad también implica dónde les pilla la mordedura. Los niños de 2 o 3 años están a la altura del perro, por lo que las mordeduras suelen ser en la cara. En niños más altos, el perro no les va a morder en la cara, alcanzará más fácilmente a las manos. Son los niños más pequeños los que tienen más riesgo en la cara.
Almudena: La mayor incidencia se produce en niños entre los dos y cuatro o cinco añitos. Son niños que ya caminan solos y se acercan a los perros. Luego hay otro pico de incidencia en adolescentes y preadolescentes de 12 a 14 años.
Pregunta: Lo que estáis diciendo resalta la gravedad del tema, especialmente cuando hablamos de mordeduras en la cara y el cuello en niños pequeños.
Begoña: Bueno, y el cuello. El cuello, estéticamente, tiene menos secuelas, pero los grandes vasos del cuello pueden marcar la diferencia y terminar de forma dramática.
Pregunta: Hablando de edades, ¿habéis encontrado diferencias en la incidencia de mordeduras entre niños y niñas?
Begoña: En general, los niños son más curiosos y tienen más accidentes.
Almudena: En las mordeduras también la incidencia es superior en niños.
Begoña: Sí, en general, todo es más frecuente en niños que en niñas. Son más curiosos y activos.
Pregunta: Desde vuestras diferentes experiencias en asistencia primaria y en urgencias, ¿cómo explicaríais lo que encontráis y cuál es vuestra vivencia personal con este tema?
Almudena: Bueno, en la asistencia primaria normalmente llegan casos más leves, quizá un número más grande, pero son casos leves. Las estadísticas así lo dicen. Los perros más cercanos, los que conviven con la familia, son los más responsables de mordeduras. En general, las familias cuando son animales propios, como son casos leves, lo toleran bien y vienen bastante tranquilas. Cuando se trata de animales que no son de casa, la gente viene muy enfadada, quiere denunciar, demanda. Viene en busca de un informe para llevarlo por la vía judicial. Es diferente cuando el perro es de la casa (yo sé lo que ha pasado, ha sido mi hijo el que le ha tocado las narices) a cuando son perros de fuera. La inmensa mayoría que vemos aquí, en primaria, efectivamente, son casos leves. La experiencia es diferente de cuando estaba en el hospital, donde vi verdaderas atrocidades tanto de perros de dentro de casa como de perros desconocidos.
Begoña: Bueno, en el hospital, varía mucho si el niño está en peligro de vida o no. Si su vida está en peligro, lo primero es salvarle la vida. Las lesiones graves no son muy frecuentes, pero si el niño está estable, se procede con la reconstrucción. Es importante intentar hacer una reconstrucción en una sola cirugía. Las familias vienen destrozadas, muy preocupadas por las cicatrices. Las heridas dejan marca, por mucho cuidado que pongas. Los cirujanos plásticos esconden las cicatrices, pero en un ataque de perro, las mordeduras se quedan.
Inicialmente, se prioriza que el niño sobreviva, luego vienen las cicatrices. En el seguimiento en la consulta, los padres suelen contar que el niño tiene pesadillas, sueños y evita los perros. Las reconstrucciones en niños pequeños suelen requerir anestesia general, lo cual es estresante para todos. Es más fácil realizar la reconstrucción con el niño dormido porque no se mueve y puedes trabajar tranquilo.
Las familias llevan mejor el ataque si el perro es de la familia. Si es un perro ajeno, es más traumático. Primero se estabiliza al niño, luego se gestionan los informes médicos y legales. Las indemnizaciones dependen de las lesiones y secuelas, y es un proceso burocrático que sigue al tratamiento médico.
Pregunta: ¿El proceso burocrático es el mismo si el perro es propio o sólo aplica cuando es un perro ajeno?
Begoña: Este tipo de lesiones requiere hacer un parte judicial, que se hace en cuanto llega el caso. Esta parte estás obligado a hacerla. Luego hay todo lo más relacionada con el hecho de si hay un seguro de responsabilidad civil o si los padres quieren denunciar, que están en todo su derecho. Entonces, ya viene el parte de...
Almudena: Eso sería como el seguro del coche. Puedes tener un seguro a todo riesgo o daños a terceros. Es verdad que muchos de estos perros tienen seguros de responsabilidad, pero otras veces no.
Pregunta: Hablando de las secuelas, especialmente las psicológicas, que mencionaste durante el seguimiento, ¿cómo afectan estas secuelas a todo el entorno familiar?
Begoña: Bueno, muchas veces te comentan que la niña o el niño tiene pesadillas, y que cuando ve un perro lo evita. Sobre todo es eso, que tienen pesadillas y les han cogido miedo, los esquivan.
Pregunta: Pero, salvo casos específicos, no hay un seguimiento psicológico de las posibles consecuencias emocionales a priori, más allá de lo que cada familia haga por su cuenta, ¿verdad?
Almudena: De entrada, no. A menos que te lo manifiesten y te digan que han desarrollado algún tipo de problema, entonces sí les das soporte psicológico. Si no, de entrada, no. También haría mención a la familia en general. La víctima de la mordedura seguro va a tener una asistencia psicológica precisa, pero creo que dentro de la familia, sobre todo con niños que tienen secuelas, ahí se rompe algo para todos. Toda la familia vive un duelo, una situación que cada uno tiene que pasar a su manera. A veces, padre y madre pueden no coincidir en la visión de los hechos y creo que toda la familia sufre.
Pregunta: Ahora que mencionas que si el perro es propio se tolera un poco más, ¿pueden aparecer diferencias en esa tolerancia dentro de la familia?
Almudena: También puede haber una diversidad de opiniones dentro de la familia. No siempre coinciden en qué hacer con el perro después del accidente. Algunos pueden querer desvincularse del perro, donarlo. Queda la duda de si el perro que muerde volverá a morder. La visión de los hechos puede variar: quién estaba al cuidado del niño, si se dejó al niño solo sin vigilancia. Estas situaciones generan muchas tensiones que no siempre se resuelven fácilmente.
Pregunta: Bueno, lo que está claro es que las consecuencias de una mordedura, especialmente en niños, son muy importantes en todos los aspectos, desde la gravedad física hasta el impacto en toda la familia. ¿Cómo afecta esto al núcleo familiar?
Begoña: Todo el núcleo familiar lo vive. Las madres suelen ser más calmadas, mientras que los padres pueden tener una reacción más fuerte, como decir "ese perro no lo cuenta". A veces me lo han expresado en la consulta. No es que la madre lo sienta menos, sino que es una cuestión de carácter y diferencias; se vive de manera distinta por el padre que por la madre.
Pregunta: ¿Cuáles son las diferentes maneras de gestionar las situaciones de crisis? El otro día, un veterinario nos comentó que las mordeduras caninas son un "secreto a voces". Parece que sabemos que ocurren, pero nadie quiere abordar el tema. ¿Qué se puede hacer desde la comunidad médica para promover la concienciación sobre las mordeduras caninas y abordar esta realidad que las estadísticas confirman?
Almudena: Hay que educar!
Begoña: Hay que formarse en que la llegada de un niño a la familia, o la llegada de una mascota a la familia, va a suponer un cambio para todos. Igual que sabes que hay que ponerle las vacunas, qué tipo de comida dar, también debes formarte en entender el lenguaje no verbal del animal de compañía hacia el nuevo miembro, ya sea el perro o el niño. Por ejemplo, educar al niño para que no toque la comida del perro, porque los perros son muy territoriales con la comida. No se debe tocar la comida mientras el perro está comiendo.
Esto debería incluirse en los libros de crianza. Los divulgadores deberían añadir en los libros de crianza un apartado sobre "si tenemos mascota" para concienciar a las familias de que no es que no haya que tener mascotas, pero hay que estar formado. De la misma manera que sabemos cuándo hay que ponerle las vacunas a los niños y cuándo poner las vacunas a los perros, es necesario entender qué mensaje nos está enviando nuestra mascota cuando estamos con él.
Almudena: Creo que también es un trabajo conjunto. Los pediatras ya preguntamos si en casa tienen mascotas, si el padre fuma, etc., dentro de la prevención de hábitos saludables. Pero si te dicen que conviven con un perro, nos faltan argumentos. La clave es la prevención, y esto no lo podemos hacer solos los médicos porque no tenemos ese tipo de formación. No sabemos qué señales observar en un perro estresado o qué lenguaje utiliza. Esto necesita ser un trabajo conjunto de veterinarios y pediatras para difundir la información.
Los veterinarios pueden formarnos y sería enriquecedor. Así, podríamos dar pautas a las familias, material o al menos decirles: "Oye, vas a tener un bebé, habla con tu veterinario y que te explique qué hacer antes y después de que nazca el bebé". Las familias, al tener un hijo, no suelen pensar en consultar al veterinario. Quizás vayan a la comadrona, y esta podría derivarlos al veterinario para la prevención.
También es verdad que la gente cree que su perro aceptará al bebé y no pasará nada, porque lo consideran parte de la familia. Es compatible querer mucho al perro y saber que es un animal, y que hay una serie de pasos que seguir.
Pregunta: Absolutamente. Creo que lo has transmitido muy bien, mostrando que hay muchos actores que pueden rodear a las familias, como la comadrona, vosotros en primera instancia, y otros que trabajan con el animal. Juntarlos en un todo es una gran manera de dar todas las herramientas posibles a las familias y prevenir. ¿Podrías comentar cómo ha cambiado la vida con los animales y si el derivar al veterinario, y que el veterinario os derive a vosotros, es algo que haya sucedido en algún momento?
Almudena: Creo que esto es una asignatura muy pendiente. No sé si los veterinarios, cuando les traen los animales por primera vez, preguntan si tienen niños en casa o no. Igual ellos sí lo hacen. Desde mi perspectiva, me gustaría poder dar este toque de atención de que nos faltan herramientas y saber qué decir a las familias.
Pregunta: Claro, porque hablando desde la ignorancia, la asociación que hacía yo entre lo que va a decir un médico sobre tener un animal en casa venía más por el tema de zoonosis y posibles enfermedades, pero cuando pones en... ¿tampoco?
Almudena: No, no, no. Este aspecto no me lo estaba ni planteando.
Pregunta: Reconozco que estoy pensando en una amiga, hace varios años ya, que tenía un gato y cuando se quedó embarazada, el tema principal fue la toxoplasmosis congénita. Sin embargo, ahora hablamos de estadísticas y estudios que muestran que las mordeduras de perros son un problema real con consecuencias graves, incluso mortales, es importante que la gente vea que esto ocurre. No significa negar los beneficios de tener mascotas, sino potenciarlos al prevenir estos problemas. ¿Qué opináis vosotras sobre esto?
Begoña: No hay que criminalizar las mordeduras, porque los perros no tienen maldad, simplemente son accidentes que pasan y que son prevenibles. Los accidentes son prevenibles, es una de las cosas que cuando hablas de accidentes tienes que saber. No es un accidente si el niño se ha echado la sopa por encima porque la sopa estaba muy caliente, hay un montón de cosas que dices: sí, son accidentes, pero los accidentes son prevenibles.
Entonces, hay que saber interpretar y conocer. Si sabemos aquellos mensajes que nos está mandando nuestro perro de que esa es una situación en la que no está cómodo, es tan sencillo como abortar esa situación. Si el niño le está tirando de la oreja al perro, dile al niño: "Oye, no lo hagas". Llévate al perro a otra habitación. No significa que no tengas animales, pero esas situaciones peligrosas o potencialmente peligrosas hay que pararlas. Si ves a un niño jugando con cuchillos, le vas a decir: "Niño, que te vas a cortar". Pues es igual: "Oye, el perro se está poniendo nervioso". No nervioso como entendemos nosotros, sino ese lenguaje que malinterpretamos de los animales. Saber reconocerlo para poder abortar la situación sin problema.
No es que no haya que tener animales, pero hay que estar preparado para saber lo que te está diciendo. La gente que es montañera sabe cuáles son las señales de tormenta y que te tienes que volver. La gente que tiene perros tiene que saber cuáles son esos mensajes que parecen contradictorios. Ves los vídeos y dices: "Ay, mira qué mono el perro". Y realmente el perro está diciendo: "No puedo más". Esto es lo que tenemos que conseguir, que quien tiene un perro lo sepa interpretar con facilidad y sin tener un problema.
Almudena: También por respeto al animal. El perro, claro, el perro, el niño lo está atosigando y tú dices: "Ay, cómo juega, cómo juega". Y bueno, es que el perro también es un miembro de la familia y hay que tratarlo con el respeto que se merece, decir: "Oye, déjalo tranquilo, que no quiere jugar contigo en estos momentos", por ejemplo.
Pregunta: No, no, está bien. Realmente, es por el bienestar y la salud de todos, tengan las patas que tengan. Precisamente volvemos a este mismo punto constantemente: ser conscientes de que esto pasa, no negarlo, y que las consecuencias pueden ser muy graves.
Begoña: Y son prevenibles.
Almudena: Y la mayoría de las veces ocurre con el animal de casa.
Begoña: Y que el perro te va a estar dando unas señales que, si tú las sabes interpretar, dices: "Hasta aquí hemos llegado", y abortas, y ya está, no pasará nada. Entonces, llegarán a disminuir. Porque, si sabemos ver cuáles son los momentos de riesgo y los cortamos, habrá menos accidentes. Evidentemente, es lo que buscamos: que se conviva animales y personas sin que haya estos accidentes, estas lesiones.
Pregunta: Totalmente. Me ha gustado ese “y ocurre con el animal de casa”. Es importante porque creo que también has dicho antes que “con el mío no puede ser”, una tendencia humana de pensar que eso le pasa a los demás, pero a mí no...
Almudena: Mi perro es muy bueno, mi perro nunca lo haría. Bueno, y es verdad, las estadísticas y los estudios dicen que la mayoría de accidentes se producen en el núcleo doméstico o con animales de la familia. Por un mero tema de pura estadística, conviven más horas y hay más riesgo. Pero es así, ocurre con los perros de la familia.
Pregunta: "Con ese perro qué también es bueno". Porque, que muerda no significa que sea malo, sino que hay otras circunstancias que es importante entender y transmitir.
Begoña: Es formación, formación y formación. Saber cuáles son los momentos de riesgo, qué señales da el perro, eso es lo que hay que aprender. Todos debemos aprender a reconocerlas. Si tienes un perro en casa, con más motivo.
Pregunta: Tengo aquí unas preguntas y cosas subrayadas que estáis diciendo, pero realmente todo nos llevaría al mismo punto si estuviera mostrando un gráfico.
Almudena: En bucle.
Pregunta: Sí, sí, que tendríamos ya subrayada así como con fluorescente la necesidad de entender que hay que formarse. Quizá para no liaros más a vosotras y estar todo el rato volviendo al mismo sitio, aparte de incidir en esta prevención, no sé si para cerrar y desde vuestra experiencia más cercana con este tema, ¿hay algo que creáis que ha quedado en el tintero de poder decir o comentar?
Almudena: No, yo creo que un poquito a modo de resumen, es una circunstancia potencialmente tan grave que puede acabar con la vida de un niño, quizás en pocos casos, pero es así y no tiene vuelta atrás. Pensamos que a nadie le va a ocurrir, qué le va a ocurrir a otro, pero que a nosotros nunca nos va a pasar. Creo que necesitamos concienciar a la población y que esta Asociación vuestra tiene una labor muy importante, primordial, que no abunda, y que realmente tiene mucho trayecto y perspectiva por delante para cosas qué se pueden hacer.
Begoña: Bueno, y decir que el dueño del perro siempre piensa en su animal como un miembro más de la familia, los humanizamos, creo yo, y no hay que olvidar que son animales. Entonces, si a estos padres que han sufrido un ataque, sobre todo de un perro de casa, les hubieran dicho: "Mira, ves, hubiéramos podido ver el vídeo de lo que ha pasado y decir, mira, ves, esto era una señal", si lo hubieran sabido, habrían separado al niño.
Las herramientas para prevenirlo son primordiales. Creo que la gente no es consciente de que esto se puede prevenir y que hay un lenguaje que, aunque no sea al 100% matemático, esas señales indirectas que mandan hay que aprender a interpretarlas. No debe ser tan complicado evitar ciertas situaciones y cosas para que todos podamos convivir sin estos accidentes. Los accidentes, insisto, la mayoría son prevenibles.
Cierre: Bueno, yo creo que lo habéis dejado clarísimo ambas en el sentido de que esto se puede evitar, hay que ponerle nombre y que, si los padres supieran que estas cosas pueden pasar, podrían hacer algo para poder evitarlo. Un absoluto lujo teneros aquí, os lo agradecemos muchísimo porque no suele ser fácil hablar de esto públicamente, pese a que sea algo que esté ahí. Vosotras lo habéis hecho y os lo agradecemos mucho.
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