Consecuencias psicológicas de las mordeduras caninas: 

Impacto, manejo y nuevas perspectivas.

 

INMAB.
10 de enero 2025

 

Las mordeduras de perro representan un problema de salud pública que va más allá de las lesiones físicas inmediatas. Cuando hablamos de heridas, cicatrices y riesgo de infecciones estamos hablando también de experiencias que pueden desencadenar en consecuencias psicológicas significativas en aquellos que las sufren. El trastorno de estrés postraumático (TEPT), la ansiedad y fobias específicas como la cinofobia, son algunos de los ejemplos más comunes que afectan tanto a niños como a adultos, alterando su calidad de vida y sus relaciones con los animales y la comunidad. La cinofobia, término que proviene del griego kyon (perro) y phobos (miedo), se refiere a un miedo intenso e irracional hacia los perros, que puede provocar conductas de evitación y una fuerte reacción emocional ante cualquier contacto, incluso indirecto, con estos animales(1, 2).

 

A pesar de la frecuencia de estos incidentes, las secuelas psicológicas han sido tradicionalmente un área desatendida en la investigación y en la atención médica. Si bien es cierto que el impacto emocional de las mordeduras en los menores está algo más documentado, en adultos los estudios son limitados, mostrando esa importante brecha existente en el manejo de estas consecuencias.

 

Este artículo, como parte de la iniciativa del Journal of Animal Bites, busca arrojar algo de luz sobre este tema, explorando los factores contextuales y lo que se conoce en relación con la atención psicológica y las intervenciones disponibles, desde los enfoques tradicionales hasta innovaciones tecnológicas como la realidad virtual. Nuestro objetivo es exponer la importancia de abordar las secuelas psicológicas de las mordeduras caninas y resaltar la necesidad de una mayor investigación y acción en este campo.

1. Consecuencias Psicológicas de las Mordeduras Caninas.

 

Las mordeduras de perro no solo dejan marcas físicas, sino también profundas heridas emocionales que pueden alterar la vida a corto y largo plazo(3). Estas secuelas pueden variar dependiendo de factores como la edad, el contexto del incidente y el acceso a atención médica y psicológica posterior. Si bien los niños han sido el grupo más estudiado, es importante señalar que son consecuencias que han recibido una atención insuficiente, dejando importantes interrogantes abiertos(4).

 

1.1. Menores de edad.

 

Estudios recientes destacan que los niños son especialmente vulnerables a desarrollar trastornos psicológicos tras una mordedura de perro(5, 6). Entre las consecuencias más comunes se encuentran:

 

  • Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT): Caracterizado por flashbacks, hipervigilancia y evitación de situaciones que recuerden el incidente(7).
  • Fobias específicas: Como el miedo a los perros, que puede desencadenar conductas de evitación hacia cualquier perro, incluso en contextos seguros.
  • Ansiedad generalizada y pesadillas: Que pueden interferir con el desarrollo social y emocional del niño, afectando su rendimiento escolar y sus relaciones(8).
  • Efectos de las cirugías y las cicatrices: Las, a veces múltiples, cirugías reconstructivas por las que un niño puede tener que pasar tras el ataque y las cicatrices y cambios corporales resultantes, tienen importantes consecuencias emocionales.

 

La literatura señala que todos estos efectos pueden agravarse si no se realiza una intervención temprana y adecuada. Además, este impacto psicológico no se limita al niño; los padres también pueden experimentar sentimientos de culpa y ansiedad tras el suceso, complicando especialmente la dinámica familiar.

Ilustración de un perro mostrando diferentes posturas corporales que reflejan señales de estrés, ansiedad y miedo.

 

 

1.2. Adultos.

 

Pese a que las investigaciones en adultos son escasas, sufrir una mordedura canina también pueden tener un impacto psicológico significativo(4). En comparación con los niños, los adultos suelen enfrentar factores adicionales como responsabilidades laborales, familiares y sociales que dificultan el manejo de las consecuencias del trauma. Los estudios disponibles sugieren:

 

  • TEPT y ansiedad: A menudo infradiagnosticados en adultos, especialmente en poblaciones con acceso limitado a servicios de salud mental.
  • Alteraciones en la interacción con animales: Incluso aquellas personas con buena relación con perros pueden desarrollar miedo o desconfianza tras un ataque de estas características.
  • Impacto en la imagen corporal: Las cicatrices visibles pueden provocar problemas de autoestima y aislamiento social.

 

La falta de investigaciones dedicadas a este grupo dificulta tomar conciencia de la verdadera magnitud del problema, poniendo en evidencia la necesidad de ampliar el enfoque de los estudios actuales.

 

2. Factores Contextuales y Multidimensionalidad.

 

Cuando hablamos de mordeduras caninas estamos hablando de eventos complejos que no pueden entenderse completamente sin considerar el contexto en el que ocurren y los múltiples factores que influyen en el comportamiento del perro, de la víctima y de las personas cercanas. Estos incidentes no solo se limitan al momento del ataque, sino que reflejan dinámicas sociales, culturales y conductuales más amplias que contribuyen tanto a la probabilidad del evento como a sus consecuencias(6).

 

2.1. Factores de riesgo

Varios estudios han identificado una serie de factores asociados con un mayor riesgo de mordeduras, entre ellos:

  • Interacciones previas entre la víctima y el perro:
    • En ocasiones puede interpretarse que una mordedura ha surgido de la nada o ser descritas como un hecho no provocado(9), aunque esta distinción es subjetiva. Los perros suelen emitir señales de estrés o incomodidad que a menudo no son reconocidas por los humanos(10). Para ampliar este tema, recomendamos explorar los artículos del blog del pasado año y el material gráfico de INMAB(11, 12).
  • Características del entorno:
    • Espacios reducidos, entornos ruidosos o desconocidos para el perro aumentan el riesgo de conductas agresivas.
  • Percepciones sociales sobre razas peligrosas:
    • Los estigmas hacia ciertas razas, como pitbulls o rottweilers, tienen una fuerte influencia en las intervenciones preventivas y en las reacciones posteriores a un incidente. Sin embargo, las estadísticas muestran que las mordeduras pueden provenir de cualquier raza, dependiendo más de factores como la crianza, socialización o manejo del animal que de los aspectos genéticos(13, 14).

 

2.2. Impacto en las familias.

El impacto psicológico de una mordedura rara vez afecta únicamente al que la recibe. Las familias y el entorno también experimentan repercusiones emocionales y sociales:

  • Ansiedad y culpa:
    • Los padres o cuidadores suelen sentirse responsables del incidente, lo que puede intensificar y agravar el estrés familiar.
  • Alteraciones en la dinámica familiar:
    • La relación entre los miembros de la familia y con los animales en general puede cambiar drásticamente, incluso cuando el ataque no haya tenido consecuencias graves.
  • Falta de apoyo estructurado:
    • Muchos sistemas de salud y programas comunitarios no están equipados para manejar el impacto emocional en familias completas, dejando un vacío en el tratamiento integral del trauma.

 

2.3. Perspectiva multidimensional(15, 16).

Entender las mordeduras de perro como un fenómeno multidimensional implica considerar no solo los factores directos, sino también aquellos relacionados con:

  • Educación y conciencia:
    • Falta de conocimiento en la interpretación del lenguaje corporal de los perros y en relación con la tenencia responsable y prácticas seguras de interacción.
  • Aspectos legales y culturales:
    • La dificultad para hacer cumplir las diferentes normativas y ordenanzas de cada país, unida a la existencia de legislaciones centradas específicamente en la tenencia de ciertas razas, pueden influir en el manejo y la prevención de incidentes.
  • Prevención desde la infancia:
    • Los programas educativos dirigidos a niños y padres son esenciales para fomentar relaciones seguras y respetuosas con los perros.

3. Intervenciones Tradicionales y Desafíos.

 

El manejo de las consecuencias psicológicas de las mordeduras de perro ha evolucionado a lo largo del tiempo, pero todavía enfrenta importantes retos. Las intervenciones tradicionales, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la modificación de conducta, han demostrado ser efectivas en muchos casos. Sin embargo, estas estrategias no están exentas de limitaciones y, en muchos casos, nos ponen sobre la mesa la importancia de una atención temprana, cuyo retraso hará más dificil llegar a los resultados deseados.

 

3.1. Métodos de intervención clásicos.

Los enfoques tradicionales en el manejo de las secuelas psicológicas se centran en técnicas comprobadas para reducir el impacto emocional y restaurar la calidad de vida de las víctimas. Entre los métodos más utilizados se encuentran:

 

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)(17 y 18):
    • Considerada por muchos el estándar de oro en el tratamiento de fobias específicas y trastornos de ansiedad, incluyendo el TEPT.
    • Se enfoca en la exposición gradual a estímulos relacionados con el incidente (como perros o el lugar del ataque) y la reestructuración cognitiva para cambiar creencias irracionales o distorsionadas.
    • Ejemplo: Un paciente con miedo a los perros podría ser expuesto inicialmente a imágenes, progresando hacia interacciones controladas con animales reales.
  • Modificación de conducta:
    • Diseñada para ayudar a las víctimas a superar miedos específicos mediante el aprendizaje de nuevas respuestas conductuales.
    • Incluye técnicas de relajación, como respiración profunda o visualización, y ejercicios de manejo del estrés para situaciones de exposición.
  • Programas educativos:
    • Enfocados principalmente en niños, incluyen actividades diseñadas para enseñar a interactuar con los perros de manera segura y respetuosa.
    • Estas iniciativas suelen implementarse en escuelas y comunidades, con el objetivo de reducir futuros incidentes y promover una relación positiva con los animales.

 

3.2. Vacíos en la atención psicológica.

Aunque las intervenciones tradicionales son eficaces, existen dificultades en su aplicación y seguimiento, especialmente en el contexto de las mordeduras de perro:

  • Falta de seguimiento post-alta:
    • Tal como señalan Westgarth y colaboradores en su reciente revisión narrativa sobre el tema(5)"[...] es probable que se requiera algún tipo de evaluación de seguimiento para evaluar si los síntomas iniciales de angustia psicológica han desaparecido, pero no está claro en quién recae esta responsabilidad una vez que el paciente recibe el alta del servicio de urgencias"​.
    • Esta falta de continuidad deja a las personas afectadas, en demasiadas ocasiones, sin el apoyo adecuado para manejar el impacto de lo ocurrido a largo plazo.
  • Acceso limitado a recursos:
    • En muchas regiones, los servicios especializados en salud mental no están disponibles para atender las necesidades específicas de las víctimas de mordeduras.
    • Esto es particularmente problemático para las poblaciones vulnerables, como niños y personas en áreas rurales.
  • Estigmatización del trauma:
    • Las víctimas, especialmente si son adultos, pueden minimizar su experiencia, evitando buscar ayuda profesional. Esto perpetúa el impacto del trauma y, por consiguiente, dificulta su recuperación.

 

3.3. Desafíos en la aplicación terapéutica.

El manejo eficaz de las consecuencias psicológicas enfrenta retos adicionales que requieren atención urgente:

  • Capacitación limitada de profesionales:
    • La atención psicológica posterior a mordeduras de perro carece de unos protocolos claros, y las secuelas emocionales a menudo quedan desatendidas, en parte debido a la falta de especialización en esta área.
  • Desigualdades en la atención:
    • La disponibilidad de programas educativos y terapéuticos varía considerablemente según el país o la región, lo que amplifica las disparidades en los resultados.

 

4. Innovaciones Tecnológicas y Métodos de Intervención.

 

En los últimos años, las innovaciones tecnológicas han abierto nuevas posibilidades para tratar las secuelas psicológicas de las mordeduras de perro. Estas herramientas ofrecen alternativas a las intervenciones tradicionales, permitiendo abordar el trauma de forma más controlada, personalizada y accesible. Entre estas innovaciones destacan el uso de la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR), que han comenzado a revolucionar el tratamiento de fobias específicas y trastornos de estrés postraumático. Pese a que aún queda camino que recorrer en relación con su uso, merecen una atención especial para entender mejor su funcionamiento y potencial.

 

4.1. Realidad Virtual y Aumentada

La realidad virtual se ha convertido en una herramienta poderosa para tratar el trauma relacionado con las mordeduras. Esta tecnología permite a los pacientes exponerse gradualmente a situaciones simuladas, recreando entornos que, en sí mismos, serían difíciles o riesgosos de replicar en la vida real.

  • Terapia de exposición virtual:
    • Pacientes con miedo a los perros pueden interactuar con perros virtuales en un entorno seguro, reduciendo su ansiedad de manera gradual.
    • Según el estudio de Oxley y colaboradores(9), los modelos de perros virtuales permiten explorar comportamientos específicos del animal y personalizar las sesiones para cada paciente​.
    • El prototipo Baxter VR, desarrollado por Sauer y Riecke(19), ofrece una herramienta innovadora para simular interacciones humano-perro en entornos virtuales. Este sistema permite ajustar parámetros como la escala y el comportamiento del perro, proporcionando experiencias terapéuticas altamente controladas y adaptadas a las necesidades individuales del paciente.
  • Ventajas del uso de VR/AR:
    • Control total del entorno: Se puede ajustar la interacción según el nivel de comodidad del paciente.
    • Mayor accesibilidad: Estas terapias son ideales para pacientes con movilidad reducida o sin acceso a centros especializados.
    • Ética y seguridad: Al no requerir de la participación de animales reales, se eliminan los riesgos para los pacientes y promoviendo el bienestar de los perros.
  • Aplicaciones complementarias:
    • Además del tratamiento de fobias, la VR puede utilizarse en programas educativos para enseñar señales de estrés en perros, potenciando las interacciones seguras y responsables.
Perro relajado acostado en su cama en un rincón tranquilo, ilustrando un espacio seguro diseñado para reducir el estrés y sobreestimulación

 

4.2. Integración con otras tecnologías.

  • Sistemas inmersivos portátiles:
    • Equipos como gafas VR o AR portátiles facilitan la terapia en casa, ampliando el alcance de estas intervenciones.
  • Biofeedback:
    • Tecnologías que miden respuestas fisiológicas (como frecuencia cardíaca o conductancia de la piel) durante las sesiones, ayudando a monitorizar el progreso del paciente en tiempo real.
  • Plataformas interactivas:
    • Juegos educativos y simulaciones interactivas que combinan entretenimiento y aprendizaje para niños y adultos.

 

4.3. Limitaciones y desafíos.

A pesar de su potencial, las tecnologías emergentes enfrentan barreras que deben ser superadas para una adopción más amplia:

  • Costos iniciales elevados:
    • El equipamiento y desarrollo de software personalizado pueden ser prohibitivos para muchas instituciones.
  • Falta de estandarización:
    • Las terapias VR/AR aún carecen de protocolos bien definidos que garanticen resultados consistentes entre pacientes.
  • Aceptación cultural:
    • Algunos pacientes y profesionales pueden mostrar resistencia a adoptar tecnologías desconocidas en lugar de métodos tradicionales.

5. Brechas en la Investigación y propuestas de acción.

 

A pesar de los avances en el entendimiento y manejo de las mordeduras de perro, persisten importantes brechas en la investigación y la práctica clínica. Estas lagunas limitan la capacidad de prevenir, diagnosticar y tratar eficazmente las consecuencias psicológicas, dejando a muchas víctimas sin el apoyo necesario para su recuperación integral.

 

5.1. Brechas en la investigación

  • Falta de estudios en adultos:
    • Mientras que sí existen estudios relacionados con el impacto de las mordeduras en los menores de edad, los adultos siguen siendo un grupo marginado en la investigación sobre estas secuelas psicológicas. 
  • Impacto familiar y comunitario:
    • La literatura actual no explora suficientemente cómo las mordeduras afectan a las dinámicas familiares ni las respuestas comunitarias para prevenir y manejar estos incidentes.
  • Ausencia de protocolos específicos:
    • Las guías clínicas no suelen abordar de manera integral el seguimiento psicológico post-mordedura, dejando la responsabilidad en un terreno incierto entre servicios de salud y comunidades locales.
  • Evaluación del impacto de nuevas tecnologías:
    • Aunque prometedoras, las herramientas como la realidad virtual requieren más estudios longitudinales que demuestren su efectividad y sostenibilidad.

 

5.2. Llamado a la acción.

Para superar estos desafíos, es necesario un enfoque interdisciplinario que combine esfuerzos en investigación, educación y políticas públicas. Algunas propuestas incluyen:

  1. Promover investigaciones amplias e inclusivas:
    • Estudios que exploren el impacto psicológico en adultos, considerando variables como el género, el entorno cultural y el acceso a recursos.
  2. Desarrollar protocolos de atención integral:
    • Crear guías clínicas que incluyan seguimiento psicológico estandarizado, con roles claros para profesionales de la salud.
  3. Invertir en prevención a través de la educación:
    • Implementar programas educativos dirigidos a comunidades y familias para fomentar interacciones seguras y responsables con los perros.
  4. Apoyar la innovación tecnológica:
    • La financiación de estudios sobre realidad virtual y otras tecnologías es esencial para lograr que sean accesibles y efectivas en diferentes poblaciones.
  5. Fomentar la sensibilización y el cambio cultural:
    • Campañas para reducir el estigma asociado a las víctimas de mordeduras y a ciertas razas de perros.

Si bien las mordeduras de perro representan un desafío significativo, son también una oportunidad para fortalecer la conexión entre humanos y animales, si nos sirven para aprender de ellas y, así, promover interacciones más seguras y saludables. Únicamente con un esfuerzo colectivo e interdisciplinario, podremos transformar esta problemática en una lección de prevención, educación y resiliencia.

6. Conclusión.

 

Las mordeduras de perro no son solo incidentes físicos; son eventos que pueden dejar profundas marcas psicológicas en las víctimas y sus familias. A lo largo de este artículo, hemos explorado cómo las secuelas emocionales, desde el TEPT hasta las fobias, afectan a niños y adultos, y cómo las respuestas tradicionales y tecnológicas abordan este problema. Sin embargo, persisten demasiados desafíos que requieren atención urgente.

 

Para cerrar estas lagunas, es fundamental un enfoque colectivo e interdisciplinario que combine la investigación, la innovación tecnológica y la sensibilización comunitaria. La inclusión de protocolos de atención psicológica claros, el desarrollo de programas educativos preventivos y la inversión en tecnologías emergentes como la realidad virtual no solo beneficiarán a las víctimas, sino que también fortalecerán nuestra convivencia con los animales.

 

Cada mordedura de perro es una oportunidad para reflexionar sobre la forma en que interactuamos con ellos y para mejorar nuestras prácticas de prevención y cuidado. Al trabajar juntos, podemos convertir este reto en un aprendizaje, promoviendo interacciones más seguras y relaciones más respetuosas con nuestros compañeros animales.

 

Referencias:

 

  1. Wikipedia. (s. f.). Cinofobia. En https://es.wikipedia.org/wiki/Cinofobia
  2. WebMd. (25 de febrero 2024). What is Cynophobia?. En https://www.webmd.com/anxiety-panic/what-is-cynophobia
  3. INMAB (2 de abril 2024). Episodio 2. Mordeduras caninas en niños y niñas: Prevención y responsabilidad. En https://www.inmab.org/ecos-de-conciencia/entrevistas-anteriores/
  4. Westgarth C y Watkins F. Capítulo 23: Impact of dog aggression on victims. En: MillsDS, WestgarthC, eds. Dog Bites: A Multidisciplinary Perspective. 1a. Ed. Sheffield: 5M Publishing, 2017: 309–20.
  5. Westgarth, C., Provazza, S., Nicholas, J. y Gray, V. (2024). Review of psychological effects of dog bites in children. BMJ paediatrics open, 8(1).
  6. Monti, L., Kotzalidis, G. D., Arcangeli, V., Brozzi, C., Iacovino, R., Giansanti, C., ... y Chieffo, D. P. R. (2024). Psychological sequelae of dog bites in children: a review. Children, 11(10), 1218.
  7. Psicopedia. (s. f.). Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). En https://psicopedia.org/8766/trastorno-de-estres-postraumatico-tept/
  8. Mayo Clinic. (s. f.). Trastorno de pesadillas. En https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/nightmare-disorder/symptoms-causes/syc-20353515
  9. Oxley, J. A., Santa, K., Meyer, G. y Westgarth, C. (2022). A systematic scoping review of human-dog interactions in virtual and augmented reality: The use of virtual dog models and immersive equipment. Frontiers in Virtual Reality, 3, 782023.
  10. Love, M. y Overall, K. L. (2001). How anticipating relationships between dogs and children can help prevent disasters. Journal of the American Veterinary Medical Association, 219(4), 446-453.
  11. INMAB (1 de julio 2024). Lenguaje corporal de miedo y ansiedad en perros. En https://www.inmab.org/journal-of-animal-bites/senales-de-miedo-en-el-perro/
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  17. Chand, S. P., Kuckel, D. P. y Huecker, M. R. (2023). Cognitive behavior therapy. En StatPearls [https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK470241/]. StatPearls Publishing.
  18. Psicopedia. (s. f.). Qué es la Terapia Cognitivo Conductual y como puede ayudarte. En https://psicopedia.org/10176/terapia-cognitivo-conductual/
  19. Sauer, J. y Riecke, B.E. (2024). Baxter VR: A Scale-Based Prototype for Simulating Human-Dog Interactions in Virtual Reality Exposure Therapy. Computer Animation and Virtual Worlds. Disponible en: https://www.authorea.com/doi/full/10.22541/au.173444581.18560224

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