Entrevista con Beth Miller:

Superando desafíos conductuales en perros. Los problemas de convivencia, sus consecuencias y la Eutanasia por Comportamiento

Pregunta: Beth, muchas gracias por estar aquí con nosotros. Queremos comenzar esta entrevista aprovechando tu presencia para que nos cuentes un poco sobre tu libro con tus propias palabras.

 

Respuesta: Gracias, muchas gracias por la oportunidad. Estoy muy contenta de poder hablar con vosotras hoy. Llamo a mi libro un híbrido de memorias, ya que una parte se basa en mi experiencia personal con Champ, un pastor alemán rescatado que tenía serios problemas de comportamiento, cuya causa nunca llegamos a descubrir. La otra parte de mi libro examina la investigación científica disponible sobre el comportamiento veterinario, problemas genéticos y físicos que podrían estar detrás de estos problemas de comportamiento.

 

He leído cientos de artículos de revistas científicas buscando una respuesta sobre por qué perros como Champ, y también gatos, tienen estos comportamientos. Y no encontré una respuesta definitiva. Como sabemos, no hay tanto financiamiento para la investigación veterinaria como para la investigación humana, pero hay personas que están haciendo su mejor esfuerzo para encontrar respuestas. Por ahora, la respuesta es que realmente no lo sabemos.

 

Escribí este libro porque necesitaba entender en mi mente y en mi corazón lo que pasó con Champ, mi vida con él, y su vida. Este fue mi modo de reconciliar toda esa experiencia y, tal vez, ayudar a alguien más que esté considerando algo similar, que haya tenido que enfrentarse a la eutanasia por comportamiento de su mascota, o que sea un veterinario que trata a mascotas como Champ y quiera saber por lo que pasan los dueños de estos animales.

 

 

Pregunta: Comentaste que Champ era tu perro, un pastor alemán. ¿Podrías contarnos un poco más sobre quién era Champ?

 

Respuesta: Sí, gracias. Champ era realmente un perro maravilloso, muy inteligente. Lo adoptamos de un grupo de rescate de pastores alemanes en la primavera de 2014. No sabíamos mucho sobre su pasado en ese momento, solo que había estado en un hogar de acogida que no funcionó. Estaba muy delgado, pesaba solo unos 27 kilos, lo cual es muy poco para un pastor alemán, especialmente un macho. Además, le faltaba mucho pelo en la parte trasera cerca de su cola.

 

Adoptamos a Champ con la esperanza de que pudiera pasear por el vecindario con nosotros y jugar con otros perros del vecindario. Sin embargo, en nuestra primera caminata después de traerlo a casa, casi me derribó. Pensé que solo necesitábamos trabajar en sus habilidades con la correa. Pero cuando vio a otro perro, explotó: ladró, gruñó, escupió y quiso atacar al otro perro.

 

Intentamos muchos recursos diferentes para tratar de corregir su comportamiento, algunos con los que nos sentíamos cómodos y otros no tanto, pero que pensamos que eran necesarios para ayudar a Champ. Champ tenía miedo de todo, y en lugar de acobardarse o esconderse, usaba su gran tamaño y potente voz para asustar a todos a su alrededor, tanto personas como perros. Se paraba sobre sus patas traseras, alcanzando casi los dos metros de altura, ladraba muy fuerte y mostraba todos sus dientes. Así lograba que nadie quisiera acercarse a él.

 

Con el tiempo, Champ aprendió que actuar de esa manera hacía que las personas y los perros se mantuvieran alejados, por lo que continuó con ese comportamiento. Fue muy difícil cambiar eso en su mente. Tuvimos algunos éxitos con el contracondicionamiento, enseñándole que ver a otro perro o persona era algo bueno, pero teníamos que hacerlo en cuestión de segundos antes de que entrara en su zona roja. Una vez que pasaba su umbral de tolerancia, ya no había vuelta atrás.

 

Logramos algunos éxitos usando el clicker y premios durante un tiempo. Pude ir a correr con él durante unos años; era un perro muy activo y atlético. Le encantaba estar al aire libre, aunque le asustaba mucho. Traté de mantenerlo físicamente activo, pero cuando veíamos a otro perro mientras corría, no podía reaccionar lo suficientemente rápido para detener su reacción y evitar que pasara su umbral de tolerancia, lo que resultaba en caídas y lesiones para mí, así que tuve que dejar de correr con él.

 

En casa, Champ era un perro muy bueno. Podía resolver rompecabezas para perros en 30 segundos, mientras que a mí me tomaba cinco minutos prepararlos. Le encantaba jugar, aunque no era un perro muy cariñoso, al menos no hasta el final de su vida. Creo que su vida inicial fue difícil y siempre tuvo miedo de que lo dejáramos ir como hicieron sus primeros dueños.

 

En casa, podía enseñarle trucos, jugar con él y decirle lo guapo que era. Aprendió muchas habilidades, como la agility, subía marcos en A, hacía eslalon y corría por túneles sin problema. Pero si había otro perro cerca, eso era un problema.

 

Intenté mostrar al mundo el Champ que yo conocía, pero él no quiso que el resto del mundo lo conociera, ya que era un lugar demasiado aterrador para él.

 

 

Pregunta: Para aclarar, mencionaste muchas situaciones con Champ. ¿Podrías describir cómo definirías un problema de comportamiento, considerando toda tu investigación? Porque en ese momento eras la tutora, pero luego hiciste toda esta investigación, ¿cuál sería la definición?

 

Respuesta: Champ tenía alrededor de media docena de diagnósticos: miedo global, agresión por miedo, agresión territorial, ansiedad por separación, angustia por confinamiento. Cualquiera de estos por sí solo ya es un desafío. Él podía escapar de una jaula, no importaba cuán fuerte fuera. Nunca descubrí cómo lo hacía, pero de alguna manera se aplastaba y salía de una jaula cerrada, diseñada para contener a un perro de 45 kilos.

 

No podía tolerar estar en una jaula en ciertos momentos, aunque en otros estaba bien. Confinarlo cuando nos íbamos era difícil y, debido a la ansiedad por separación, no podíamos dejarlo libre en la casa porque destruía cosas debido al estrés de no tenerme cerca. Si salía de la habitación y él no podía verme, empezaba a llorar, gemir y ladrar. Tuvimos que pasar mucho tiempo desapareciendo de su vista por 10 segundos, luego 15, luego 20, hasta llegar a 30 segundos, para que pudiera estar bien si yo me iba a otra habitación por unos minutos. No soportaba estar lejos de mí, lo cual era una gran carga para mí porque me sentía mal de que él sufriera tanto por no poder estar a mi lado todo el tiempo. Pero también tenía que funcionar en mi casa y trabajar.

 

La agresión por miedo, como describí antes, consistía en hacerse grande y ruidoso para asustar a todos. Cuando lo adoptamos, tenía problemas de protección de recursos; no permitía que nos acercáramos cuándo estaba comiendo. Cuando lo recibimos, pesaba solo 27 kilos, y su peso normal era alrededor de 45 kilos. Creo que sus dueños anteriores no le daban comida de buena calidad y también era alérgico al pollo y a los huevos de pollo, lo cual es difícil de encontrar en comida para perros.

 

Una vez que descubrimos su alergia al pollo y encontramos un alimento adecuado, empezó a ganar peso y masa muscular. El pelo que le faltaba en la parte trasera era debido a que se rascaba por la alergia al pollo y al huevo. Sus dueños anteriores usaron peróxido de hidrógeno en su piel para intentar aliviar el picor, lo cual no está indicado para eso, y por eso perdió el pelo. Afortunadamente, su pelo creció de nuevo y tuvo un pelaje saludable y brillante una vez que empezó a comer bien.

 

El miedo global fue el más difícil de manejar. Incluso viajar en coche era un evento traumático para él. Literalmente gritaba, y muchas personas no entienden cuándo digo que mi perro gritaba, pero así era. Gritaba, caminaba de un lado a otro y trataba de subirse al asiento delantero conmigo, lo cual hacía muy difícil concentrarse en la conducción. Terminé usando tapones para los oídos debido al ruido y traté de no llevarlo en coche a menos que fuera absolutamente necesario.

 

Cada uno de estos problemas por sí solo ya era bastante estresante, pero combinados en un perro de 45 kilos era una carga enorme.

 

 

Pregunta: Claro, claro. No estaba funcionando para tu familia, ¿verdad? Estás describiendo una situación que no era funcional.

 

Respuesta: No, no lo era. Todo lo que hacíamos era tratar de manejar sus síntomas y evitar que se alterara.

 

 

Pregunta: Explícanos un poco más sobre las diferentes opciones que intentaste.

 

Respuesta: Primero fuimos a un grupo de entrenamiento de perros y Champ tuvo una evaluación de comportamiento por parte de dos personas. Nos dijeron que necesitaba estar en una clase especial para perros con problemas, y estuvimos de acuerdo, pero esa clase no estaría disponible durante varios meses y no podíamos esperar tanto. Entonces, el grupo de rescate nos refirió a un entrenador que había estado en el ejército y trabajaba con pastores alemanes y perros similares, siendo muy bueno con ellos.

 

Llevamos a Champ allí y lo dejamos durante dos semanas para entrenamiento intensivo. Luego, durante tres años, volvimos una vez a la semana para clases grupales de entrenamiento. En estas clases aprendieron algo de obediencia, trucos y a estar alrededor de otros perros. Fue realmente una forma para que aprendieran modales, usaran su cerebro un poco. Champ aprendió incluso a subirse a una patineta, lo cual fue divertido y lo hicimos por un tiempo.

 

Después, esa instalación cerró y nos quedamos solos de nuevo. Ya había dejado de correr con Champ en ese momento y necesitábamos más ayuda. Fue entonces cuando encontramos a Linda, quién nos fue referida por nuestro veterinario conductual. Linda trabajó con nosotros de manera individual durante los últimos dos años.

 

 

Pregunta: ¿Hubo algún momento específico en este camino en el que te sentiste completamente desesperada, como si no hubiera solución, como si hubiera una gran brecha?

 

Respuesta: Honestamente, no hasta el final, porque estaba decidida a encontrar una manera de ayudarlo. Seguía diciendo que tenía que haber algo más que pudiéramos hacer, incluso si significaba no salir nunca de casa fuera del trabajo. Adaptamos nuestro horario para que siempre hubiera alguien en casa, y para mí eso era lo que tenía que ser.

No fue hasta unas seis semanas antes de su muerte que llegué al punto en que dije que ya no había nada más que pudiera hacer.

 

 

Pregunta: Claro, claro, entonces estás diciendo que no fue hasta el final, ¿verdad? Estamos hablando de la eutanasia por comportamiento, ¿podrías explicar con tus propias palabras lo qué es?

 

Respuesta: La eutanasia por comportamiento, pienso, es para las mascotas que tienen problemas de comportamiento incurables e incontrolables que afectan significativamente su calidad de vida. Creo que hay diferentes umbrales para los dueños; algunos tienen un umbral más bajo que el mío respecto a cuánto están dispuestos a intentar y tolerar, y creo que eso está perfectamente bien. Cada persona tiene su propio nivel de tolerancia.

 

Hay muchos animales de compañía en refugios que fueron entregados debido a problemas de comportamiento, y están allí porque sus tutores no creen que sea correcto practicar la eutanasia, así que no lo hacen. Aquí no hay juicio. Pero la eutanasia es para esos animales para los que, simplemente, no hay otra opción.

 

 

Pregunta: Entonces, hablando de esto, ¿qué crees que hace tan difícil esta decisión?

 

Respuesta: Para mí, probablemente es la decisión más difícil que he tenido que tomar. He tenido que practicar la eutanasia a otros animales antes, y en ese momento pensé que era difícil. No podía reconciliar cómo tenía la autoridad para decidir si mi mascota vivía o moría. Pero en todos esos casos, esos animales eran viejos y tenían problemas de salud significativos que pronto les llevarían, así que lo más humano para mí era dejarlos ir, aunque fuera difícil.

 

Pero Champ, él tenía 9 años, lo cual es un perro mayor para un pastor alemán, pero físicamente, hasta donde sabemos, estaba sano. No mostraba signos de vejez, no había disminuido físicamente, comía, le gustaba estar en el patio trasero, hacía todas las cosas que hace un perro saludable. Así que sentía que lo estaba decepcionando porque no había nada más que pudiera hacer para ayudarlo.

 

Escucharme decir eso en voz alta, puedo ver cómo alguien diría que si tu perro tiene cáncer y no hay nada más que puedas hacer, no lo estás decepcionando. Pero en mi mente, el cáncer es muy diferente a los problemas de comportamiento. Sabemos lo que es el cáncer, es una cantidad conocida y probablemente tomará la vida eventualmente. Con los problemas de comportamiento, siempre hay una pizca de esperanza de que algo funcione, que algo en su cerebro haga clic y digan: "no tengo miedo" o "confío en ti". Siempre hay esperanza de que algo cambie, y no creo que haya esa misma esperanza con el cáncer.

 

Sentía que lo estaba decepcionando porque no estaba dispuesta a intentar nada más, pero en realidad no había nada más que intentar. La única opción que quedaba era hacer una imagen extensa de su cerebro para buscar un tumor cerebral o en otro lugar, y en ese punto dije que el resultado sería el mismo de todos modos. Si tenía un tumor cerebral, no era algo tratable. Así que nos ahorré a ambos el trauma de tener que pasar por una resonancia magnética cerebral en un pastor alemán altamente ansioso y simplemente dije que no había nada más que pudiéramos hacer.

 

 

Pregunta: Eso debe haber sido muy difícil, ¿verdad? Incluso hablar con la gente que te dice ¿pero intentaste esto?, ¿intentaste aquello?. Debe haber habido mucha presión, ¿no?

 

Respuesta: Hubo presión y juicio, y honestamente, realmente no le dije a nadie de antemano, a propósito, porque la gente no entendía. No compartía con las personas cómo era nuestra vida porque simplemente no lo habrían comprendido. Programaba mi vida en torno a las seis veces al día que él necesitaba medicación y tenía que estar en un lugar específico cuando llegaba el correo para poder alejarlo del frente de la casa. La gente no entendía eso, así que realmente no le decía nada a nadie.

 

Cuando mencionaba que teníamos problemas con Champ, me decían: ¿Por qué no pruebas con este entrenador? o ¿Por qué no pruebas con aceite de CBD? Y estábamos muy lejos de que el aceite de CBD fuera la solución. Solo podía decir gracias, pero el aceite de CBD no era la respuesta a nuestro problema. Se convirtió en un problema de manejo y solo puedes manejar algo por un tiempo antes de que el manejo deje de funcionar.

 

 

Pregunta: Claro, claro, mencionaste algunas cosas sobre la tolerancia y sobre intentar muchas cosas diferentes para sobrellevarlo durante todos estos años. Mirando hacia atrás, reflexionando un poco sobre este camino, ¿hay algo que hubieras hecho de manera diferente?

 

Respuesta: No, habría hecho todo lo que hice. Incluso si hubiera sabido sobre sus problemas cuando lo adoptamos, aún así lo habría tomado porque sentí que él debía ser mi perro cuando lo vi por primera vez. Era mi perro y aún me siento así. No cambiaría nada de lo que hice. Tal vez haya algunos medicamentos que probamos que no habría intentado, pero no cambiaría nada. Él merecía todo lo que podía darle. No era su culpa ser como era; no pidió ser así. Debe haber sido difícil para él, como perro, sentirse siempre tan ansioso y asustado. Era mi deber ayudarlo a no sentirse tan asustado, tratar de hacerlo sentir seguro y protegido. Hice todo lo que pude para ayudarlo con eso y lo haría todo de nuevo.

 

 

Pregunta: Eso es hermoso, Beth. Y no quiero hacer un spoiler para las personas que van a leer el libro, pero no solo estamos hablando de citas veterinarias o problemas médicos y medicamentos. Estamos hablando de leerle cuentos a tu perro, ese tipo de conexión. Es realmente conmovedor y creo que resonará mucho en las personas que tienen relaciones tan profundas con sus perros y otros miembros de la familia que también son mascotas. ¿Cómo es tu familia multiespecie hoy en día?

 

Respuesta: Hoy en día, mi familia está formada por mi esposo y yo, además de un Golden Retriever llamado Mack, quien es, honestamente, una bendición. Es todo lo que podría pedir en un perro y mucho más. No quiero desmerecer a Champ en absoluto, pero creo que Champ tuvo algo que ver con Mack, porque Mack es prácticamente lo opuesto a Champ. Mack ama a todos, todos son sus mejores amigos, siempre está feliz y hará cualquier cosa que le pidas. De hecho, puede que sea incluso más inteligente que Champ, lo cual es mucho decir. Es realmente un perro maravilloso.

 

Ahora estamos tomando clases de agility juntos, estamos aprendiendo los cursos de agility y viendo si tal vez podemos participar en algunas competiciones en el futuro. La profesora de agility se acercó a mí y, de alguna manera, encontró mi libro, no estoy segura de cómo, pero lo hizo. Ella está pasando por una experiencia similar con uno de sus perros y me dijo: "Creo que fuiste enviada para ayudarme con esta decisión". Le respondí que lamento que esté en esta posición, nadie quiere estar en esta situación, pero si algo, por favor, entiende que no estás sola y no eres la única que ha pasado por esto. Cualquier decisión que tomes está bien.

 

También tengo una gata llamada Mabel, adoptada de un refugio. Ella llegó a nosotros cinco meses después del fallecimiento de Champ y realmente me ayudó a volver a confiar en tener una mascota. Tenía miedo de tener otra mascota, especialmente una gata callejera, porque no conocía su historia ni sabía si tendría problemas de comportamiento. Sabía que no podría pasar por eso de nuevo, pero ella ha resultado estar bien.

 

 

Pregunta: Eso es muy valiente y precisamente por eso quiero preguntarte sobre esto, porque estás superando un trauma de alguna manera, ¿verdad? Creo que es bueno que la gente sepa que hay esperanza, que aún puedes intentar y darle una buena familia a una mascota y construir esas relaciones entre humanos y animales, incluso después de haber tenido una experiencia traumática. En tu historia, intentaste todo y le diste a Champ una vida plena como pastor alemán, y creo que eso te da paz, ¿verdad? Mencionaste hace un momento sobre la situación de hablar con alguien que está pasando por algo similar. Para expandir eso, ¿qué recomendarías o cuál sería tu pensamiento para las personas que están experimentando algo similar?

 

Respuesta: Primero, les diría que lamento que estén en esa posición, es una situación en la que nadie quiere estar y es un club al que nadie quiere pertenecer. Creo que todos deben decidir basándose en cómo se sienten y lo que observan en su mascota cuál es la mejor opción en esa situación.

 

La profesora de agility de Max me dijo que no puede ni pensar en la eutanasia para su perro, que le afecta demasiado. Comenzó a leer mi libro pensando que podría leerlo de principio a fin, pero solo llegó al capítulo 3 antes de detenerse porque era demasiado cercano para ella. Les diría que está bien cualquier decisión que necesiten tomar y que no se juzguen a sí mismos por elegir la eutanasia, porque si esa es su elección, entonces es la mejor decisión tanto para su mascota como para ustedes.

 

Si eligen no practicar la eutanasia, esa también es la mejor decisión para ustedes, y es algo que siempre pueden cambiar de opinión más adelante. Es muy fácil sentirse culpable por hacer esto, y yo realmente me sentí culpable por tomar una vida en mis manos y pensar que no debería tener control sobre otra vida. Pero si alguien tenía que tomar la decisión de si practicar la eutanasia a Champ o dejarlo vivir, quería que fuera yo, porque tenía el vínculo más cercano con él. No quería que nadie más tomara esa decisión, así que fui bastante egoísta al respecto.

 

Es muy contradictorio porque, por un lado, no quería la responsabilidad y, por otro, no quería que nadie más tuviera la responsabilidad. No tiene sentido, es contradictorio, pero así me sentía al respecto. Sabía que contaba con el apoyo de los tres profesionales que mejor lo conocían: sus dos veterinarios y Linda, la entrenadora. Todos dijeron que era la mejor opción para él, y eso ayudó a solidificar mi propia decisión.

 

 

Pregunta: Creo que eso es realmente importante, tomar la decisión pero al mismo tiempo tener algún apoyo, algunos profesionales a tu alrededor que estén de acuerdo y recomienden opciones, y te guíen en el proceso. Creo que eso es clave. Ya que estamos acercándonos al final de esta entrevista, ¿hay algo que no te preguntamos y que te gustaría compartir con la gente?

 

Respuesta: Me gustaría ver que la comunidad veterinaria investigue más sobre esto, porque parece que se está volviendo más común o al menos se está hablando más abiertamente, lo cual es lo que me gustaría. Me gustaría que el estigma y el juicio desaparecieran, el juicio hacia las personas que tienen que practicar la eutanasia a sus animales de compañía. No es culpa de nadie y ciertamente no es culpa del tutor que intenta solucionar las cosas, ni del animal que genéticamente es así. Me gustaría ver más investigación en esta área, tal vez diferentes opciones de tratamiento, diferentes medicamentos. Sé que los medicamentos tardan décadas en desarrollarse, pero sería bueno tener otra opción de tratamiento. 

 

Y también diría a las personas que han tenido que pasar por esto que no tengan miedo de adoptar ni de rescatar a otro animal de compañía. La probabilidad de experimentar esto de nuevo es muy baja, no es cero, pero es muy baja. Nunca sabrás cuánto puede sanar otra mascota a menos que le des la oportunidad.

 

 

 

Cierre de la Entrevista:

 

Entrevistadora: Gracias por ese mensaje. Creo que es algo importante para que la comunidad en general lo reflexione y lo asimile. Definitivamente hay más conciencia y defensa por hacer en este tema, y también más apoyo para la comunidad veterinaria. Como veterinaria, puedo decirte que es un tema muy controvertido y que también somos muy juzgados por este tipo de decisiones. El efecto acumulativo de tomar estas decisiones también tiene un impacto, así que creo que hay muchos actores que necesitamos convocar para tener estas conversaciones difíciles. En ese sentido, tu libro es un regalo, ya que realmente enciende estas conversaciones y nos brinda esas experiencias tan bien descritas por alguien como tú. Es algo que apreciamos mucho y queremos agradecerte por estar aquí hoy, compartiendo tu historia, hablando de tu libro. Esperamos sinceramente que esto sea una plataforma para que este tipo de historias lleguen a más personas y, con suerte, recolectemos más aportes de más personas y construyamos esa comunidad de personas que están experimentando cosas similares. Nuevamente, gracias por estar con nosotros y compartir tu historia.

 

Beth: Muchas gracias por esta oportunidad de hablar no solo sobre mi libro, sino también sobre Champ y de honrar su vida. Significa mucho para mí que otras personas también amen a Champ.

 

Entrevistadora: Creemos que tú, tu familia y todos ustedes merecen este momento. Gracias.

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