Entrevista con el Dr. Ignacio Moral:

Los Problemas de Comportamiento Canino y la Salud Mental desde la Consulta Veterinaria

 

Dr. Moral: La consulta por un problema de comportamiento suele depender del tipo de problema. Por ejemplo, cuando se trata de eliminación inadecuada, cómo cuando el perro se orina o defeca en casa, los dueños lo notan y buscan ayuda de inmediato porque es algo molesto. En el tema de la agresividad, creo que depende mucho del tamaño y del tipo de perro. Es verdad que la agresividad en perros de raza pequeña y toy no se percibe tanto como un problema. Puedes tener un cachorro de perro pequeño que crece y se convierte en un adulto que muerde constantemente, y a veces hasta hace gracia. En cambio, si un cachorro de Rottweiler muestra agresividad desde el primer día, la gente reacciona rápido.

 

En muchos casos de miedo y ansiedad, los dueños a menudo asumen que ser miedoso o ansioso es parte del carácter del perro. No se dan cuenta de que el perro necesita ayuda hasta que el problema se agrava, como en San Juan, cuando los perros sufren ataques de pánico por los fuegos artificiales y entonces sí buscan ayuda. Pero en cuanto a la agresividad, realmente el tamaño y el tipo de perro determinan mucho la reacción de la gente.


 

Pregunta: Le explicamos a Ignacio que habíamos hecho unas cuantas entrevistas por la calle, a pie de parque, y que la gente parecía coincidir en la necesidad de tener más formación y educación en relación con el lenguaje canino. Entonces le preguntamos no solo qué pensaba al respecto sino, también, cómo lo afrontaba él desde su posición en la clínica veterinaria.

 

Respuesta: Al final, es un tema de comunicación. Saber etología me ayuda muchísimo, incluso para ser mejor en medicina interna. Nosotros intentamos, desde hace un tiempo, enseñar a los dueños algunas cosas básicas sobre la comunicación de los perros y los gatos, usando ideogramas o dibujos. Por ejemplo, les explicamos a los dueños de gatos que a estos no les gusta ser cargados. Aprovecho las visitas para explicar estas cosas y siempre remito a los dueños de gatos a las guías de la Sociedad Americana de Medicina Felina (ISFM), que son espectaculares para entender el comportamiento y la modificación del entorno de los gatos domésticos.

 

A los tutores de perros, les ofrezco un tríptico con el ABC de la educación y recomiendo libros como El choque de culturas (Jean Donaldson), que es excelente y trata sobre la comunicación entre humanos y perros. Creo que sería beneficioso enseñar sobre qué es un perro y un gato, cómo no acercarse a un perro en la calle y entender la expresión corporal del miedo, entre otras cosas. La nueva ley que propone un pequeño examen antes de adoptar un perro es una buena idea, para asegurarse de que nadie adopte un perro sin conocer ciertas cosas importantes.

 

 

Pregunta: Hicimos hincapié en que, teniendo en cuenta las estadísticas sobre mordeduras caninas y la necesidad de entender mejor el lenguaje canino, parecía haber una brecha entre estos puntos y nuestros comportamientos invasivos hacia los perros. Le preguntamos cómo creía que se podía cerrar esta brecha y avanzar más allá.

 

Respuesta: Sí, con educación. Pero no sé cómo aplicarla a gran escala. En mi pequeña consulta, intento que la gente que viene aprenda sobre estos temas. Estaría bien que, antes de adquirir un perro, pasaran por un veterinario o un etólogo que les explicara lo necesario. Sin embargo, hay gente que cree que no necesita aprender más porque ya ha tenido muchos perros. A veces, la gente se siente ofendida cuando intentas enseñarles algo nuevo. Pero hay otros que están encantados de aprender. Es evidente que hace falta más educación, pero cómo llegar a ella es el desafío. Por eso mencionaba la idea de incluir educación sobre perros en las escuelas, igual que se enseña seguridad vial. No es necesario que sea un veterinario, pero alguien con conocimiento sobre perros podría enseñar a los niños lo que es recomendable o no hacer con un perro, especialmente en la calle. Muchas mordeduras ocurren porque los niños no respetan las señales del perro, como sacarle el hueso mientras está en su rincón. Son cosas básicas, pero muy importantes.

 

 

Pregunta: ¿Te has encontrado con casos de mordeduras?

 

Respuesta: ¿Mordidas y agresividad? ¡Muchísimas! Tengo unas carpetas llenas de casos de agresividad. Es muy habitual. Muchas veces, la gente no te dice nada hasta que preguntas, y entonces te cuentan: "Sí, muerde". Lo asumen como algo normal. Incluso me han dicho que su perro es miedoso, ansioso, gruñón y mordedor. Saben que hay ciertas cosas que no pueden hacer con su perro porque les morderá, y muchas de esas personas tienen hijos.

 

He tenido que decir a algunos dueños que no puedo tratar el caso y que recomiendo ir a un especialista o considerar la eutanasia. Esto me ha traído problemas, porque la gente pregunta: "¿Cómo puedes sugerir la eutanasia si eres veterinario? ¿No quieres a los perros?" Les explico que, si su perro ha mordido a su hija, sobrina o madre, y no quieren seguir mis recomendaciones, es probable que vuelva a morder. Como veterinario, debo advertir que es una situación peligrosa.

 

A veces, planteo la eutanasia y también ofrezco la opción de que el perro use siempre un bozal (especial, de los que permiten dar premios), tanto en casa como fuera. Esto es porque el perro ha mordido en múltiples contextos y es probable que lo siga haciendo. Hay gente que se molesta y no hace nada, y luego me entero de que al final han eutanasiado al perro porque ha causado una lesión grave. Es complicado. Me sorprende que la gente justifique al perro incluso después de que haya mordido a un ser querido. Entiendo que la culpa no es del perro, ya que actúa según su naturaleza y las circunstancias, pero un mordisco es muy peligroso.

 

 

Pregunta: Y llegados a este punto, obviamente, no podía ser de otra manera. Teníamos que entrar de lleno en uno de nuestros temas favoritos: la Salud Mental. ¿Hay que tenerla en cuenta?

 

Respuesta: Claro que es importante tenerla en cuenta! Al final, un problema de comportamiento normalmente es solo un síntoma de una alteración. Cuando un perro tiene miedo o es agresivo, normalmente es porque hay un problema de salud mental. No hace falta que sea bipolar, aunque también existe la bipolaridad en perros. Pero la ansiedad, la depresión, la hiperreactividad y la agresividad continua son alteraciones de comportamiento. Y eso es salud mental. Incluso en el otro extremo, un perro con pocos estímulos, aburrido y sin ganas de nada también tiene un problema de salud mental. Hay perros que están deprimidos, y a veces hay causas orgánicas detrás. Es importante hablar del tema de la salud mental.

 

En general, casi siempre que hay problemas de comportamiento, tanto de agresividad como de miedo, los protocolos que uso y los recomendados incluyen primero hacer una buena anamnesis del entorno del perro. También hay perros maltratados o en ambientes muy degradantes. Luego, hay que descartar enfermedades orgánicas, como el dolor o problemas de tiroides. Considero que esa es la forma correcta de encarar las alteraciones de comportamiento. No solo centrarte en "un perro se comporta mal, pues un educador". El educador es una herramienta espectacular una vez que se han descartado muchas cosas, pero mucha gente no relaciona esto con veterinarios o etólogos y busca otros profesionales. Es necesario pensar que el perro puede tener muchos problemas detrás, no solo de comportamiento que un educador pueda arreglar. Normalmente, la gente no piensa en salud mental cuando su perro tiene problemas de comportamiento. Pero el comportamiento es parte de la salud mental, y claro que sí, es muy importante.

 

 

Pregunta: Y con la Salud Mental ya sobre la mesa y, también, evidentemente, ese tema tan conocido por todos en Diálogos Inmab, como es la eutanasia por comportamiento, quisimos ir un poquito más allá y tratar de ver otras consecuencias, aprovechando una frase que hacía poco nos había dicho Linda Scroggins, que nos parece muy bonita: "No todas las familias son para todos los perros, ni todos los perros son para todas las familias". Y con esa frase en la mesa, básicamente salió esto:

 

Respuesta: También me ha pasado. A veces, plantear una eutanasia, es algo muy complicado. En esos casos, tienes tres opciones: usar siempre un bozal, considerar la eutanasia o replantear si ese perro puede vivir en su casa actual. A veces les digo a mis clientes que quizá Bobby, o quién sea, no puede estar en su casa, pero en un pueblo podría ser muy feliz. He tenido clientes que lo han entendido y lo han hecho, con toda la pena del mundo, pero luego me entero de que el perro está muy bien en su nuevo entorno.

 

Es muy complicado porque cuando adoptas un perro, entiendes que va a ser tu perro toda la vida. Muchas personas se sienten culpables si no logran que eso suceda. Es como el tema de la depresión, donde algunos psicólogos cargan la culpa en el paciente, como si no estar bien fuera solo su culpa. Tal vez, en algunas ocasiones, sea así, pero en general, no lo creo. No es culpa de alguien estar deprimido; hay muchos factores que pueden predisponer a eso.

 

 

Pregunta: Y, evidentemente, el peso que suponen ciertas decisiones y el peso que tiene el juicio externo también tenía que salir.

 

Respuesta: Claro, porque para la gente, eutanasiar a un perro completamente sano y joven físicamente, pero que le ha destrozado la cara a tres familiares míos, es una carga. Se sienten culpables, como si fuera algo que no han hecho bien. Creo que no siempre es así. Hay perros que ya desde que los adoptan, o los compran, tienen problemas mentales. No solo problemas de comportamiento, sino mentales de estructura, de conexiones neuronales, de mal desarrollo del cerebro. Pueden venir de la madre, de que durante la gestación estuvieran en un entorno muy malo, o de haber sufrido muchos problemas durante la infancia. Los traumas afectan directamente la formación del sistema nervioso. Cuando tienes un sistema nervioso mal formado, no puedes responder igual ni gestionar las emociones, la agresividad, ni muchas otras cosas. Son perros enfermos mentales. Neurológicamente están mal, aunque físicamente se vean guapos y fuertes.

 

Al final, cuando se eutanasia a perros con ese tipo de problemas, sabe mal porque parece un castigo demasiado grande. Pero estás hablando de evitar mordiscos y lesiones graves a personas. A veces, en muchas ocasiones, no hay más remedio. No hay ningún tratamiento de agresividad, ningún especialista te dirá que haciendo toda una serie de cosas, ni con tratamientos médicos, eliminas la posibilidad de que el perro vuelva a morder, especialmente cuando ya llevan un tiempo con ese comportamiento. Hoy en día, todos los etólogos lo hacen firmar: si quieres hacemos una modificación de conducta, una modificación ambiental, además le vamos a dar medicamentos que van a bajar la posibilidad, pero que sepas que en todo el proceso el perro puede volver a morder. Entonces, mucha gente ve eso y dice, bueno, pues no lo quiero. Son cosas que cuestan, pero hay que hacerlas. Creo que hay que intentar, cuando lo ves claro, recomendar a alguien que es mejor que ese perro no esté con él. A riesgo de que se enfaden contigo y cambien de veterinario, pero...

 

 

Pregunta: Nos preguntábamos entonces hasta qué punto es sencillo para un veterinario generalista hacer derivación de los casos de problemas graves de comportamiento, igual que es fácil, por ejemplo, que si hay un problema traumatológico, hacer derivación a un experto en veterinaria de traumatología. ¿Qué ocurría en los casos en los que el problema está precisamente en los problemas de comportamiento?

 

Respuesta: Yo creo que derivar es fácil para mí. Para mí es muy fácil porque además ahora tengo un grupo de veterinarias que se dedican solo a eso. Un grupo de veterinarias y educadoras, no solo veterinarias, que se llama Etholink. Entonces, para mí es muy fácil derivar porque tengo bastante conocimiento de comportamiento y de medicina general. Entonces, veo muy claro cuándo he descartado las causas orgánicas y es necesario recomendarlo. A veces, cuando viene un cliente para una vacuna y mientras lo estás vacunando y revisando dice que el perro ha mordido, es muy difícil hablar de estas cosas, profundizar en qué más puede haber o en tomarse la etología como algo serio. Porque es verdad que si preguntas a todos los veterinarios del mundo, los traumatólogos son serios, los oftalmólogos también, pero sobre los etólogos clínicos, muchos te dirán que son esos que hacen "esas cositas". Para mucha gente es algo que no es muy científico y riguroso. Pero hoy en día lo es totalmente, especialmente cuando ves cómo lo hace mucha gente. Gente muy seria, que son veterinarios y además son etólogos, o que no son veterinarios pero son especialistas en comportamiento, en etología, en conductismo, y hacen estudios de verdad serios.

 

Es verdad que siempre ha sido algo que, de hecho, creo que los veterinarios hemos hecho mal por mucho tiempo. Hemos escapado de esto, lo hemos dejado a los educadores. Era algo como que "si no hay un protocolo serio, si no hay un... ya sabes, como cuando hay picor, yo sé que...". Hasta que no empezaron a aparecer gente que lo hacía así, mostrando una ciencia igual que otras. Es como decir que la psiquiatría no es medicina.

 

 

Pregunta: Y ya acercándonos al final de la entrevista, pues se trataba un poco de ir cerrando temas y resumir todo lo tratado.

 

Respuesta: Podría decir, como resumen, que es importantísimo que hagáis esto. Hay que ponerle palabras porque creo que es un problema… ¿cómo se dice el refrán?, es un secreto a voces. Pues el tema de la agresividad y los problemas de mordeduras es algo que todo el mundo sabe, pero que necesita hablarse. ¡Hay que hablar y hay que enseñar! Sobre todo a los niños. Hay que desmitificar a los perritos, pero claro, llega Navidad y los Reyes, y sigue la idea de “hay que comprar un perrito al niño”…

 

 

Pregunta: Pero afortunadamente no acabó la entrevista sin que el Dr. Moral nos regalase una gran última reflexión que merece la pena escuchar (leer) con detenimiento y que, de hecho, todos aquellos que hayáis visto otros programas de Diálogos Inmab, probablemente enlacéis muy bien a ciertas reflexiones que nos hicieron tanto Linda Scroggins como Sue Alexander, en sus respectivas entrevistas.

 

Respuesta: Creo que hemos hablado esto muchas veces y es que no me cansaré de decirlo hasta que me muera: en 29 años de veterinario, me ha pasado cuatro veces, o tres, seguro que más de cinco no, que alguien, antes de tener un perro, me haya pedido una consulta para decirme que le gustaría, que se está planteando tener un perro y quieren saber qué opino yo. A mí se me caen las lágrimas cuando me pasa eso. Porque si eso pasara mucho más, seguro que también habría muchos menos problemas. 

 

Pero la gente no solo no hace esto, sino que te traen el perro, a veces, cuando ya tiene 6 meses. O ya te lo dan vacunado y chipado, porque les dijeron que no tenían que ir al veterinario hasta que lo tuvieran que castrar. Y, ¿qué pasa? Pues que esa persona se está perdiendo la ventana de socialización. De que yo, o alguien como yo, pueda detectar problemas de desarrollo y de comportamiento y pueda intervenir en un momento. Pero cuando te traen un perro con un año y está como está, pues muy difícil. A veces parece que somos solo, para mucha gente, solo para poner vacunas y para cuando hay un corte y hay que dar unos puntos. Pero eso de “quiero tener un perro” y vengo a consultar, ya te digo que me ha pasado poquísimas veces, poquísimo. Algo súper puntual. Y estaría tan bien… 

 

Estaría muy bien y sería una manera de filtrar. Que cuando se hace todo el proceso de adopción, compra o selección, primero hubiera unos cuantos veterinarios, o no veterinarios, gente que se sentara con las personas y cuestionase ese: ¿por qué quieres tener perro? Esto ya sería un primer filtro. Tal vez mucha gente pudiera decirse: pues, realmente, no, yo no quiero tener perro...

 

 

 

 

Cierre: Con esta última gran reflexión del Dr. Ignacio Moral, simplemente, nos queda dar el agradecimiento más profundo tanto a él como a la Clínica Clinivet de Barcelona, que nos cedió su espacio y su tiempo, para poder reflexionar y hablar con nosotros sobre temas que realmente son muy importantes y que, desde la visión del veterinario generalista, también era muy necesario saber qué pasaba, qué opinaba, y qué podía decirnos. Muchísimas gracias.

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